Estamos de vacaciones de Semana Santa, así que pasará unos días fuera. Antes cada vez que salía de casa estaba muy preocupada por su maleta y qué llevaba o qué no. Incluso cuando sus familiares le asegurábamos una y otra vez que todo estaba listo y tendría lo que necesitara.
Además, cuando se le planteaba la idea de viajar siempre su ‘NO’ era rotundo. Nunca quería ir a ningún sitio. Ni siquiera a pasar unas horas. Así que, cuando era para dormir, todo se le hacía muy duro y se ponía nerviosa.
Ahora le gusta más salir aunque se cansa también más. Y cuando se le dice que se va de vacaciones no se pone tan triste y/o negativa como antes. Se toma la idea mucho más relajada e, incluso, a veces, con ilusión.
Tampoco se preocupa mucho por la maleta. Pero en el último minuto empieza a preguntar si lleva pijama o zapatillas o las medicinas… Nos resulta sorprendente como justo antes de dejar su casa se acuerda absolutamente de todo lo que necesita en el día a día cuando nunca se acuerda de tomarse una pastilla.
Lo que ya no recuerda es qué vacaciones son o si necesita algo especial dependiendo de a donde vaya; como el bañador, si va a la playa, o el paraguas, si esta lloviendo.
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